Tres conceptos complejos y nada fáciles de integrar, pero lo hemos logrado; sin embargo, ¿ a costa de qué? … A diferencia de muchas madres, el tema de romantizar la maternidad o el emprendimiento no es lo mio. Como mujer, como madre y como empresaria consideró que integrar estas tres facetas en una sola mujer es una labor muy compleja pero como para la gran mayoría de las mujeres, nada imposible de lograr. Cuando eres emigrante y madre, por lo general no tienes red de apoyo cerca, por lo que emprender empieza a ser la opción más favorable para permitirnos hacernos cargo del cuidado de nuestros hijos, al mismo tiempo que generamos dinero extra con la ejecución de alguna labor (en mi caso confeccionar y vender prendas por instagram) y aunque parece el plan perfecto, paso a paso me fue costando mucha de mi salud mental.
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La idea de ser nuestros propios jefes es nuestro “sueño latinoamericano” pero culturalmente no estamos preparados para ello. Desde que somos niños, hemos estado siendo programados para cumplir las exigencias de otros en la escuela, incluso en la universidad, muy a pesar de estudiar carreras de ejercicio independiente (como en mi caso Abogada), en ningún lado adquirimos preparación académica que nos permita administrar de forma correcta nuestro tiempo y sobretodo NUESTRO DINERO, cuando somos nuestros propios jefes, es por esto que creo que 1 de cada 10 emprendimientos cierran durante sus primeros 5 años; sencillamente no estamos preparados.
Crecemos cumpliendo un horario de clases para recibir una nota de acuerdo a nuestro desempeño, lo que se transforma en la adultez en trabajar y recibir el dinero de acuerdo al cargo que ocupemos; es por ello, que cuando somos nuestros propios jefes, a pesar de creer que es muchísimo más fácil, no lo es y cuando sumas a los hijos menos…
Es así como comenzó @patyalvarezshop, con los altibajos de ser mi propia jefa, descubrir la fórmula que me permitiera aprender a manejar mis finanzas (aun lucho con este punto), mis emociones y sobretodo mi tiempo, antes de ser mamá tenía muchísimo tiempo, muchas metas y muy poca disciplina; esa es la realidad, y una vez que llego mi hijo Salomón quise tener el resultado de todo lo que no me esforcé tanto en hacer.
Al principio tener dos hijos (mi negocio y mi bebé) fue muy muy demandante, confieso, abandonar hubiera sido más fácil, pero es que precisamente eso era lo que no quería hacer ¡abandonar, nooo!. Por eso el primer paso que hice para poder organizar (dentro de lo posible) mi vida y mi negocio fue aceptar, si, aceptar que el tiempo perdido en el pasado, era precisamente eso, pasado. Que mi presente tenía una prioridad mayor en ese momento y era brindarle el amor y la contención necesaria a mi hijo Salomón y partiendo de allí empecé a manejar mis tiempos en mi emprendimiento.
Luego de pasar ese golpe de aceptar y la depresión por sentir que por no tener disciplina no aproveche el tiempo de la mejor manera cuando no tenía tantas responsabilidades, tome 3 decisiones: 1) Definir mis tiempos: establecer los tiempos de espera para la entrega de mis productos, real, consciente y comprensible para ambas partes, de esta manera estaba constantemente recibiendo pedidos y manejandome dentro de ese lapso para poder confeccionar. 2) Escribir mis pendientes siempre y en cualquier momento: Organizaba las listas de compra de insumos con mucha anterioridad, lo que iba recordando que necesitaba lo iba anotando a medida que los días pasaban y cuando salía 1 o máximo dos veces por semana con mi hijo, en su coche, a comprar insumos, compraba absolutamente todo lo necesario para evitar necesitar volver a salir, ya que las salidas con hijos requieren de un protocolo mayor y por ende más tiempo “perdido”. Trataba de distribuir mi tiempo exclusivamente en cuidar a mi hijo, coser y existir jajaja 3) Aprender a decir no: hablarle con honestidad a mis clientes, si podía mejorar los tiempos lo hacía, sino no! Aprendí a decir no por mi propia tranquilidad, no tomaba compromisos que significaran demasiada preocupación para mi, me centré en únicamente mis productos estrellas bodys y trajes de Baños (podría confeccionarlos con los ojos cerrados), esto me permitió acortar tiempos de producción, evitar errores y además sentir que me ganaba el dinero de una forma rápida (cuando haces muchas veces lo mismo lo dominas y terminas sintiendo que lo haces muy rápido).
Centrarme en mi negocio de forma delimitada, me permitió seguir recibiendo dinero (muy necesario) mientras cuidaba a mi bebé de tres meses, porque si, cosí hasta el día anterior de parir y retomar me costó sólo tres meses; entendí que mi prioridad era ser madre, y aunque tuve momentos de mucho estrés y colapso mental, nunca puse a mi hijo en segundo lugar. Salomón fue un bebé de alta demanda (pueden leer en RRSS a que se refiere este término) pero en líneas generales, sus siestas eran súper cortas si estaba solo en la cama, 30 minutos a veces era mucho, y aún así, lo logré! Pude continuar y por eso tú estás hoy aquí leyendo este artículo.
Espero que estos consejos te sirvan y que comprendas que el dinero es importante, pero cuando somos mamás, nuestra prioridad son nuestros hijos, darles amor y contención por sobre absolutamente todas las demás funciones que debamos desempeñar.
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